Para empezar a hablar de límites, es importante tener claro qué es la asertividad. Para ello podéis consultar esta entrada del blog. De manera más resumida, podemos decir que ésta es una manera de comunicación en la que respetamos tanto nuestros derechos como los de las demás personas. Sí no fuera así, adoptaríamos o bien una posición más sumisa, en la que hacemos cosas por los demás, pero nos olvidamos de nuestra postura y, por tanto, de nuestras necesidades; o bien en una posición agresiva, exigiendo a los demás que cubran las necesidades que tenemos.
Es importante que podamos identificar nuestras emociones y necesidades para poder decirles a los demás aquellas cosas que nos molestan o las cosas que más nos gustan. De esta manera también podremos ser conscientes de cuándo los demás están respetando nuestros derechos y cuándo no. Por ejemplo, sí una persona nos levanta la voz y nos impone o exige alguna cosa, es importante valorar sí nuestros derechos asertivos están siendo vulnerados para poner límites. Hay situaciones que son más sencillas de evaluar y que claramente identificamos como exigencias por parte de los demás, sin embargo, hay otros momentos en los que minimizamos.
Muchas personas tienden a no permitirse expresar y mucho menos poner límites a los demás para “no molestar”, “evitar una discusión o conflicto”, “agradar a los otros” … y quizás, albergan la esperanza de que éstos hagan lo mismo por ellos. Sin embargo, esto no suele ocurrir casi nunca y con ello, llega una gran frustración en las relaciones personales. Por ello, es necesario empezar a escucharnos a nosotros mismos y a partir de ahí expresar lo que nosotros queremos, sin tener al otro como principal. Saber decir que no es una capacidad asertiva que nos ayuda a aumentar la seguridad en nosotros mismos. Expresarme, escucharme y priorizarme me permite desarrollar la confianza necesaria para llevar mi día a día, pudiendo ser libre de tomar mis propias decisiones y dirigir mi vida.
El primer paso es investigar sí realmente quiero hacer o no una petición que me han hecho. Cuando queremos decir que no a la propuesta de forma asertiva, podemos utilizar los siguientes ejemplos:
- Aprecio lo que me estás ofreciendo, pero prefiero no apuntarme esta vez
- No puedo hacer esto que me pides en este momento
- Muchas gracias por invitarme, pero ya tenía pensado hacer otros planes
- Ahora no puedo solucionarlo, disculpa
- Creo que no me apetece ir en este momento
- Lo siento, pero no me puedo quedar a hacer las horas extra
Desde Psyclinic te animamos a escucharte y poner los límites que necesites de forma asertiva. La mejor manera para aprender es hacerlo poco a poco en entornos en los que te sientas más seguro/a. A medida que te vas exponiendo a estas situaciones, será más fácil generalizar esta habilidad. Con el tiempo se va cogiendo más práctica y podrás hacerlo de forma más espontánea y segura, ¡lo importante es empezar!
¡Cualquier duda que puedas tener, puedes contactar con nosotros cuando lo necesites!