Hoy en día se habla mucho de la incidencia de la ansiedad en la sociedad, pero cuando llegan pacientes a la consulta, vemos que muchos de ellos no tienen claro que es realmente, por eso es importante explicar em que consiste.
La ansiedad es una emoción que tenemos todos los seres humanos, es decir es, universal y aunque está muy “mal vista” tiene una función muy importante dado que es la emoción responsable de que podamos gestionar cualquier amenaza que pueda poner en peligro nuestra vida y nuestra supervivencia.
La ansiedad equilibrada nos ayuda a sobrevivir, poder adaptarnos a las circunstancias y/o poder conseguir objetivos.
¿Pero cómo lo hace? Ante una situación de amenaza vital nuestro cerebro reacciona, se activa la amígdala cerebral responsable de avisar a nuestro cerebro de que hay un peligro, y de un modo casi automático se activan mecanismos tanto mentales como a nivel corporal que nos permiten prepararnos para ser capaces de enfrentarnos al peligro o bien huir de él.
Para ello el organismo activa diversas funciones. Las más importantes ante una amenaza, son las funciones pulmonares y cardiovasculares, ya que deben trabajar más y acelerarse para poder llevar así más sangre y oxígeno a los músculos. A nivel ocular también se producen cambios, como en el iris, el cual se dilata para poder observar mejor la situación peligrosa. Es por estos motivos que algunos de los síntomas más frecuentes de la ansiedad son: las palpitaciones, la respiración rápida, la tensión muscular, la visión efecto túnel, etc.,
El problema de la ansiedad aparece cuando por una mala gestión de esta emoción, percibimos como amenazas situaciones que realmente no son peligrosas para nuestra integridad per se; Hacer un examen, ir a un lugar en el que hay bastante gente, hablar en público, conducir etc.
Otra de las grandes dificultades de la ansiedad, es cuando se desarrolla miedo a estas reacciones fisiológicas (palpitaciones, tensión muscular, aumento de la frecuencia respiratoria, etc.). Este miedo puede llevar a quien lo sufre a evitar lugares en los haya sentido estas sensaciones, focalizándose en exceso en ellas y generando a su vez aún más reacciones fisiológicas, entrando así en un bucle sin fin. Ante estas situaciones puede acabar pasando que la ansiedad aparezca más de lo que debería, pudiendo llegar a ser más fuerte o persistente, limitando así el comportamiento, la calidad de vida e impactando de un modo importante en el bienestar emocional del afectado.
Es por ello por lo que cuando se perciba que la ansiedad está limitando la calidad de vida, es recomendable pedir ayuda profesional.
