Siguiendo la línea de anteriores publicaciones, hoy nos detendremos a conceptualizar otra de las emociones que como seres humanos nos genera más dificultades y la cual, así como sucede con otras ya expuestas en nuestro blog, en muchas ocasiones se ha de trabajar desde la psicoterapia: la culpa.
Muchas veces esta emoción llega encubierta por otras emociones como la tristeza, un estado de ánimo deprimido, ansiedad o rabia hacia uno mismo, …, por lo que hay pacientes a los que les cuesta detectar que realmente lo que están sintiendo es culpabilidad.
Esta emoción se suele activar cuando la persona tiene la percepción de que ha hecho o está haciendo algo mal, y está muy relacionada con exigencias hacia uno mismo sobre “tener que actuar bien al 100% en todo momento” o “no poder errar bajo ningún concepto” y en consecuencia pensamientos de auto condena como “soy un ser despreciable” o “soy un inútil”.
La energía de la culpa es muy parecida a la de la tristeza, debido a su tendencia de aislamiento e introversión, nos lleva a parar, evaluar y reflexionar. Generalmente a nivel físico podemos sentir opresión, dolor, pesar, fatiga, pero con la diferencia de que la culpa nos puede llevar a sentir rabia hacia nosotros mismos por “haber podido hacer algo mal”, esta energía penalizante tiene como diana a la propia persona y se nutre con pensamientos fustigadores hacia uno mismo e incluso con conductas de autocastigo, tanto de carácter emocional como físico.
Es importante destacar que esta emoción también tiene diferentes grados de intensidad y en función de estos grados puede ser adaptativa y funcional o por el contrario puede acabar siendo una emoción que produzca muchos bloqueos.
Como hemos comentado, el arrepentimiento, es decir la “culpa sana” nos puede ayudar a evaluar y reflexionar sobre aquellos actos en los que hemos podido equivocarnos, responsabilizarnos de ellos y en consecuencia aprender nuevas estrategias para no cometer los mismos errores, con este aprendizaje puede ser una emoción sana y adaptativa que nos ayuda a evolucionar en cualquier ámbito de nuestra vida.
Pero por el contrario sí es muy intensa, puede llevar a la persona a la fustigación y el castigo continuado y en consecuencia a situaciones vitales de bloqueo y mucho malestar emocional, por lo que sí observamos que está emoción se alarga mucho en el tiempo, produce un dolor profundo y bloqueos en diferentes ámbitos de nuestra vida, está adquiriendo una función desadaptativa y sería recomendable buscar ayuda de un profesional.
Bibliografía:
Lega, L & Sorribes, F (2013) Una nueva guía para manejar sus emociones, manual y ejercicios prácticos de Terapia Racional Emotiva Conductual - TREC. Institut Ret, Barcelona.
Llenas, A, (2018) Diario de las emociones. Fanbooks, Barcelona
