La autoestima es una valoración subjetiva que hace una persona sobre sí misma. Por ello es importante hacer un ejercicio de autoconocimiento para poder elaborar una valoración lo más precisa posible sobre nuestras características personales. Una sana autoestima es aquella que tiene en cuenta tanto los aspectos que nos gustan y de los que nos sentimos orgullosos, como de aquellos con los que no comulgamos y queremos cambiar. Mientras más información tenemos sobre nosotros mismos, más posibilidades hay para conocer cuáles son nuestros valores y hacia dónde queremos dirigirnos.
A través de un trabajo de autoconocimiento podemos elaborar el autoconcepto. El autoconcepto es la imagen que tenemos sobre quiénes somos y cómo somos a partir de aquello que percibimos. Esta imagen se va formando a lo largo de los años, empieza en la infancia y puede ir cambiando según las experiencias que vamos viviendo en la vida. Muchas veces esta imagen que nos formamos de nosotros mismos no coincide con la realidad y es entonces cuando puede representar un problema. Mientras más realista y adecuado sea el autoconcepto, mejor interacción tendremos con nuestro entorno y más fácil será aceptarnos, buscando una mayor capacidad de crecimiento personal y fortaleciendo la autoestima.
Aceptarnos a nosotros mismos en diferentes aspectos nos ayudará a responsabilizarnos y cambiar características que no vayan de acuerdo a nuestros valores e intereses personales. Tener una sana autoestima nos ayuda a asentar una base para reforzar nuestra salud mental y de esta manera ser más capaces de gestionar diferentes dificultades que podemos encontrar a lo largo de la vida. Por estos motivos, consideramos muy importante recoger la información que obtenemos a partir de nuestras emociones y nuestros pensamientos para poder trabajar en el autoconocimiento y la aceptación.
Adolescentes y Redes Sociales ¿Perjudiciales o Beneficiosas?
No cabe duda de que, durante los últimos años, se ha producido un aumento exponencial del uso de las redes sociales (RRSS). Esto ha generado nuevos retos e incógnitas, como, por ejemplo, las posibles implicaciones que puede suponer en un futuro este auge.
Las RRSS son páginas web y/o aplicaciones utilizadas como medio decomunicación entre usuarios. Hoy en día, el 95% de los adolescentes tienen acceso a un smartphone, lo que permite una accesibilidad inmediata a las RRSS y, por tanto, un aumento del tiempo que los jóvenes dedican a su uso.
Cuando se les pregunta a los adolescentes, se observa que no existe un consenso claro sobre si los efectos de este uso son positivos o negativos. Y es que, actualmente, no existe evidencia clara sobre sus efectos en la salud mental.
Por una parte, se han encontrado numerosos beneficios, como el desarrollo de las habilidades sociales. Algunos jóvenes pueden tener dificultades para relacionarse con los demás y establecer amistades, por lo que las interacciones “virtuales” facilitan este proceso. En este sentido, también pueden contribuir a una mayor percepción de apoyo social, un factor clave para la prevención de problemas de salud mental. Además, las RRSS son una fuente a la que los adolescentes suelen acudir en busca de información y consejo sobre diferentes aspectos de su vida. Por ello, puede resultar una valiosa herramienta educativa.
Por otra parte, las RRSS tienen asociadas una serie de conductas de riesgo, como proporcionar datos, vídeos y/o imágenes personales a personas o entidades desconocidas, quedar con usuarios de identidad dudosa y visualizar contenidos inadecuados (frecuentemente promovidos por páginas de gran influencia).
Los estudios coinciden en que es necesario establecer pautas educativas sobre un buen uso de las RRSS para prevenir los efectos adversos y potenciar los beneficiosos. Sin embargo, ¿Cuáles son estas pautas?
En primer lugar, es importante mantener una comunicación abierta, clara y sincera con los adolescentes sobre las RRSS. Podemos preguntarles qué páginas les interesan, cuáles son las que más utilizan y por qué, etc. Esto nos ayudará a abrir debate sobre ello, planteando reflexiones como: “¿Qué mensaje o valores crees que emite?” o “¿Crees que influye de alguna forma?”.
En segundo lugar, los jóvenes deben conocer los beneficios y los inconvenientes de las RRSS y ser conscientes que, si lo desean, pueden contar con los adultos para cualquier duda, petición o información.
En tercer y último lugar, se pueden crear unas normas de uso de manera conjunta, poniendo énfasis en los motivos por los que se construyen. Por ejemplo, se puede plantear poner un límite de tiempo de uso con el fin de prevenir la dependencia.
Referencias:
Akram, W., & Kumar, R. A study on positive and negative effects of social media on society. International Journal of Computer Sciences and Engineering, 2017;5(10):351-354.
Anderson, M., & Jiang, J. Teens, social media & technology. Pew Research Center, 2018;31:1673-1689.
Bernal-Bravo, C., y Angulo-Rasco, F. Interacciones de los jóvenes andaluces en las redes sociales. Comunicar: Revista Científica de Comunicación y Educación, 2013;20(40):25-30. http://doi.org/10.3916/C40-2013-02-02
Charoensukmongkol, P. The impact of social media on social comparison and envy in teenagers: The moderating role of the parent comparing children and in-group competition among friends. Journal of Child and Family Studies, 2018;27(1): 69-79.
Fernández-Montalvo, J., Peñalva-Vélez, M. A., & Irazabal, I. Hábitos de uso y conductas de riesgo en Internet en la preadolescencia. Comunicar: Revista Científica de Comunicación y Educación, 2015;22(44):113-121. http://doi.org/10.3916/C44-2015-12.
Martínez Heredia, N., & González García, E. Posibles riesgos del uso de las redes sociales en adolescentes. Revista de Estudios e Investigación en Psicología y Educación, 2017;13:006-010. https://doi.org/10.17979/reipe.2017.0.13.2120
Orben, A. Teenagers, screens and social media: a narrative review of reviews and key studies. Soc Psychiatry Psychiatr Epidemiol, 2020;55:407–414.
Siddiqui, S., & Singh, T. Social media its impact with positive and negative aspects. International journal of computer applications technology and research, 2016;5(2):71-75.
Susannah R. Stern & Sarah Burke Odland, Constructing Dysfunction: News Coverage of Teenagers and Social Media, Mass Communication and Society, 2017;20(4):505-525, https://doi.org/10.1080/15205436.2016.1274765
¿Qué es el trastorno obsesivo-compulsivo?
El trastorno obsesivo-compulsivo o TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones y/o compulsiones. Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes que se presentan en la persona de forma no deseada y generan malestar y ansiedad. Las compulsiones consisten en rituales conductuales o mentales que se realizan con la finalidad de prevenir o disminuir la ansiedad.
Los contenidos de las obsesiones y las compulsiones varían entre individuos, pero los más frecuentes son: la limpieza, la simetría, los pensamientos prohibidos o tabú y el daño.
Entre el 2 y el 3% de la población puede tener síntomas de TOC en algún momento de su vida, estos pueden aparecer del mismo modo tanto en mujeres como en hombres. Es bastante común que las personas diagnosticadas con TOC presenten síntomas de otros trastornos, como por ejemplo, de depresión, de personalidad obsesiva compulsiva, de ansiedad generalizada o de fobias. En relación con la edad de inicio, es un trastorno que suele aparecer en la adolescencia o al principio de la edad adulta, aunque también es posible que empiece en la infancia.
Su aparición, como en la mayoría de trastornos, se debe a la interacción de factores genéticos (aunque no se conocen los genes específicos) y factores ambientales (como un estilo educativo rígido). También se han observado alteraciones en los niveles de serotonina, especialmente, en la corteza orbitofrontal.
El tratamiento
El tratamiento psicológico con una mayor eficacia y efectividad para el TOC es la terapia cognitivo-conductual (TCC). Las intervenciones específicas con un mayor soporte empírico son la exposición con prevención de respuesta y la terapia cognitiva. Con estas técnicas se pretende que la persona sea capaz de enfrentarse a los estímulos temidos gestionando las obsesiones y la ansiedad de forma más adaptativa y eliminando las compulsiones.
Por lo que respecta al tratamiento farmacológico, los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) (en combinación con la TCC) son los que han demostrado un mayor respuesta.
Estado de la sanidad
Desde finales del 2011 los profesionales de la salud de Cataluña se han movilizado intensamente para protestar por las medidas adoptadas por la Generalitat de Catalunya en materia de sanidad y que se basan principalmente en criterios económicos. Después de más de un año de pandemia por la COVID 19, hoy más que nunca es necesario pensar seriamente en qué cambios estructurales necesita nuestro sistema público de salud. Es crucial que la crisis de salud que estamos viviendo nos de lecciones constructivas a todos, gobiernos, instituciones, ciudadanos.
Problemas de pareja
Pese a que la mayoría de las personas adultas están o han estado al menos una vez en una relación de pareja, existe un porcentaje muy elevado de rupturas y divorcios que causan gran angustia y sufrimiento a las personas involucradas.
Si entendemos como pareja a cualquier relación romántica significativa entre dos adultos, la mayoría de sus problemas así como las estrategias para resolverlos son comunes muchas parejas estén casadas o no, sean heterosexuales u homosexuales.
¿Por qué entonces se producen estos problemas de pareja si se supone que los miembros de la misma se quieren?
Probablemente, al principio de todas estas relaciones están presentes la atracción, la emoción, la ilusión. Sin embargo, con el paso del tiempo algunas de las conductas que antes eran agradables y reforzantes comienzan a perder este efecto y se vuelven rutinarias y tediosas. Por otra parte, los factores ambientales añaden tensión a todas las relaciones, los problemas familiares, laborales o económicos pueden generar una gran angustia, especialmente si uno o los dos miembros de la pareja tienen una manera poco eficaz de enfrentar y resolver los problemas cotidianos.
Por todo esto, la terapia de pareja se centra en algunos objetivos generales que autores como Nezu y Lombardo (2004) definen como:
Reducir los conflictos y la conducta negativa, así como aumentar la cercanía y la intimidad.
Promover el compañerismo para la resolución de problemas con eficacia.
Mejorar la interacción apoyándose mutuamente en épocas de estrés.
Propiciar el entendimiento mutuo.
Disminuir algunas conductas (p. ej. agresiones verbales) y aumentar otras( p. ej. habilidades comunicativas)
En general, mejorar la relación de manera que contribuya al bienestar de ambos miembros tanto en el corto como en el largo plazo.
Depresión
La depresión es el padecimiento psicológico más frecuente en los países occidentales, se estima que entre el 5 y el 10% de la población en general la padece en algún momento de su vida.
Los trastornos depresivos son un conjunto de padecimientos caracterizados por un estado de ánimo depresivo, una disminución del interés en actividades placenteras, cambios en el apetito así como aumento o pérdida de peso, insomnio o somnolencia excesiva, fatiga o pérdida de energía, dificultad para pensar o concentrarse, disminución en la capacidad para tomar decisiones, sentimientos de inutilidad o culpa.
La depresión afecta de manera global la vida diaria de quienes la padecen ya que presentan una disminución en el nivel de actividad habitual, se reduce su capacidad para pensar, concentrarse y resolver problemas. Por otra parte, la forma en que perciben el mundo y su propia imagen también se ve alterada, produciéndose así, una especie de inmovilidad y sentimiento de desamparo.
Existen diferentes modelos explicativos para la aparición y el mantenimiento de la depresión, sin embargo, en la actualidad los más aceptados por la comunidad científica son los basados en la neurofisiología por un lado y los basados en la psicología cognitiva por el otro.
El modelo cognitivo de la depresión de Beck como lo describe Vallejo (1998) gravita en torno a la denominada triada cognitiva: las personas con tendencia a la depresión tienen esquemas y estructuras cognitivas que posibilitan una visión negativa de (1) si mismas, (2) en su relación con el mundo y (3) con el futuro. Esta forma peculiar y distorsionada de percibir la realidad determina los cambios en las emociones y en la conducta característicos de la depresión.
Los esquemas delimitan, por tanto, una característica personal, situacional y en gran medida, responsable de cómo la persona percibe la realidad concreta. Los esquemas son representaciones de experiencias pasadas guardadas en la memoria y que operan como filtros para analizar la información recibida en la actualidad.
¿La suerte está echada?
Los juegos de azar han estado presentes en diversas culturas a lo largo de la historia, siendo una forma tradicional de ocio y llegando a ser un elemento de unión social importante, tal es el caso de las apuestas en los deportes tradicionales vascos, juegos de cartas como el mus, o la lotería de Navidad. Sin embargo, en la actualidad cuando pensamos en el juego nos viene a la mente otro tipo de apuestas como son el bingo, el póquer, las máquinas (traga perras) o las apuestas deportivas a través de Internet.
Durante las últimas décadas este tipo de juegos de azar se han convertido en parte de nuestro entorno, ya que en España estamos rodeados de locales donde se puede apostar (bares, bingos, casinos, etc.) y la publicidad relacionada con apuestas online nos bombardea constantemente. Todo esto supone un riesgo muy importante para la salud, ya que facilita el inicio del juego y hace que este tipo de “pasatiempos” sean vistos por la gente como algo “normal”, sin que se preste atención al riesgo de desarrollar una adicción tan grave como es la ludopatía.
¿Qué es la ludopatía?
La ludopatía es un patrón de juego problemático que provoca un gran malestar psicológico y que puede causar problemas a nivel personal, familiar y laboral. El jugador patológico suele jugar de forma descontrolada, e invierte grandes cantidades dinero y de tiempo, con frecuencia el jugador apuesta más dinero del que había planeado jugar inicialmente. Las personas con este problema sienten un deseo intenso de jugar y piensan constantemente en el juego. La ludopatía puede afectar tanto la salud física, como la mental de quienes sufren este problema. Por otra parte, el juego patológico puede acarrear problemas económicos, legales y, sobre todo, puede afectar al jugador a nivel social y familiar, puesto que éste puede arriesgar e incluso perder la relación con su familia o amigos a causa del juego.
En España, se estima que entre el 1,5 y el 4,5 % de la población tiene problemas con el juego y es posible que en los próximos años estas cifras aumenten, ya que cada vez es más fácil tener acceso a lugares físicos o virtuales para apostar. Además, con la aparición de los sitios de apuestas online (ya sean juegos de azar o apuestas deportivas) las grandes compañías transnacionales que manejan estas páginas web han visto una gran oportunidad de negocio y por ello no escatiman esfuerzos para que estemos rodeados de su publicidad en radio, televisión, prensa, Internet, etc. Todo ello, aumenta el riesgo de desarrollar problemas con el juego, principalmente entre la población joven que es la que mayor uso hace de este tipo de aplicaciones informáticas para apostar. Si crees que tienes problemas con el juego o conoces a alguien que los tenga, consulta a un profesional (médico o psicólogo) para que te oriente y ayude a enfrentar este problema. También existen grupos de ayuda y asociaciones de exjugadores que pueden apoyarte para dejar de jugar.
Hoy, 10 de octubre se conmemora el día mundial de la salud mental. La Organización Mundial de la Salud nos recuerda que enfermedades como la depresión o la ansiedad afectan a cientos de millones de personas en todo el mundo, hecho que ha convertido a los trastornos mentales un una de las grandes preocupaciones de la salud pública.
Sin embargo, pese a que existen tratamientos eficaces tanto farmacológicos como psicológicos, se estima que solamente el 10 por ciento de las personas que padecen estas enfermedades reciben el tratamiento adecuado, ya sea por desconocimiento, dificultad para acceder a los servicios de salud correspondientes o la falta absoluta de estos servicios.
El mecanismo de la ansiedad
La ansiedad tiene su origen en procesos evolutivos que sirven para adaptarnos a situaciones nuevas o cambiantes. En un principio el mecanismo de la ansiedad nos servía para alertarnos de posibles peligros de nuestro entorno, nos mantenía alerta y listos para huir o enfrentarnos a aquello que nos amenazaba ya fuera un animal salvaje o una tormenta.
Este mecanismo adaptativo, en la actualidad no tiene la misma utilidad, sin embargo, lo conservamos y de hecho lo utilizamos ante situaciones amenazantes. Lamentablemente, en ocasiones, algunas personas mantienen activado este sistema de vigilancia de una manera indiscriminada de modo que pueden disparar señales de alarma ante personas, situaciones o cosas que no representan peligros reales.
En estos casos, la persona con de ansiedad presentará una reacción excesiva ante aquello que percibe como amenaza, esta reacción en todos los casos tendrá tres componentes: uno psicológico, uno fisiológico y uno conductual. Así pues, alguien con fobia a los perros, al ver uno por la calle reaccionará pensando “me morderá” (componente psicológico), inmediatamente se le acelerará el pulso y sentirá palpitaciones (componente fisiológico) y finalmente evitará “el peligro” por ejemplo cambiándose de acera (componente conductual)
Los psicólogos clasificamos los diferentes tipos de ansiedad dependiendo de aquello que es percibido como amenazante y que desencadena esta reacción. No obstante, ya sean fobias, ansiedad generalizada o ataques de pánico, todos los tipos de ansiedad tienen en común la preocupación y el miedo, así como algunos de los siguientes síntomas:
· Tensión muscular o irritabilidad.
· Dolores de cabeza.
· Nauseas, mareos.
· Palpitaciones.
· Escalofríos o sofocos.
· Sudoración excesiva de manos o pies.
· Necesidad de evitar algunos lugares o personas.
· Vergüenza excesiva.
· Preocupaciones o dudas constantes.
· Pensamientos repetitivos indeseados.
· Miedo a estar gravemente enfermo o a una muerte inminente.
Depresión postvacacional
Al terminar el verano muchas personas sufren algunos síntomas de ansiedad o de depresión cuando tienen que volver a la rutina laboral con todo el estrés que implican los extensos horarios de trabajo, el tráfico de cada día, la presión por producir, cerrar tratos, resolver problemas, etc.
¿Por qué sucede esto?
Estos síntomas postvacacionales no surgen de la nada, sino que son resultado de una gestión poco saludable de los problemas cotidianos y de las emociones. Dicha gestión pasa a un segundo plano mientras estamos descansando o distraídos en otras actividades durante nuestras vacaciones, sin embargo, al volver a enfrentar aquellas situaciones que nos causan problemas o estrés, las molestias reaparecen e incluso pueden agravarse debido a ciertas creencias negativas e irracionales. Nos decimos: "No quiero ir trabajar", "¿Por qué tengo que volver?", "Esto es horrible", "Seguro que tengo muchísimo trabajo"
Esta visión catastrófica de la situación y nuestra resistencia a aceptar algunos problemas como parte de la realidad en que vivimos dificulta nuestra reentrada laboral. Es decir, si nos centramos más en lamentarnos que en buscar una adaptación rápida a la situación, es probable que convirtamos una situación desagradable como es volver a un trabajo estresante, en un periodo mucho más largo largo y molesto de lo que es en realidad.
¿Cómo enfrentar este periodo?
Para combatir algunos de los síntomas que sufrimos tras las vacaciones es importante enfocarnos en resolver cuestiones prácticas, centrarnos en las soluciones de los problemas y no en lo mucho que nos disgustan los mismos (piensa que siempre podría ser peor y que no tuvieras un trabajo al que volver). Por otra parte, es un buen momento para revisar nuestra organización personal y laboral, de manera que podamos programar de una forma más eficaz todas nuestras tareas, compromisos y responsabilidades, sin olvidar el tiempo de ocio.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Más información