La ludopatía o juego patológico es un patrón de juego problemático y persistente que causa un malestar psicológico importante y que puede provocar un deterioro personal, familiar, social y laboral. La persona con este problema presenta cuatro o más de las siguientes características:
Los juegos de azar existen en muchas culturas y la mayoría de las personas participan en estos juegos sin sufrir problemas. Sin embargo, algunas personas pueden desarrollar una adicción al juego, que se caracteriza por un comportamiento de juego problemático que interrumpe las actividades personales, familiares o laborales. El jugador patológico se caracteriza por jugar de forma descontrolada, invirtiendo grandes cantidades de tiempo y dinero, habitualmente apuesta una cantidad de dinero superior a la que había planeado. La persona siente un intenso deseo de jugar y piensa constantemente en el juego (sobre todo cuando ha perdido y piensa que puede recuperar sus pérdidas) (2).
El jugador patológico puede desarrollar un patrón de juego de "recuperación de las pérdidas". La persona sigue jugando, haciendo apuestas más grandes o asumiendo mayores riesgos para recuperarse de una o varias pérdidas. Algunos jugadores pueden "recuperar pérdidas" temporalmente, pero a largo plazo acaban volviendo a perder y empieza de nuevo el ciclo compulsivo de intentar recuperarse. Los jugadores patológicos con frecuencia mienten a la familia o a las personas que le rodean para ocultar los problemas con el juego e incluso pueden llegar incurrir en conductas ilegales como el fraude, la malversación de fondos o el robo, para obtener el dinero con el que jugar. Por otra parte, algunos jugadores también pueden pedir ayuda financiera a la familia o a otras personas debido a una situación desesperada en la que se encuentran como consecuencia del juego (1).
La ludopatía suele iniciarse en la adolescencia o en los primeros años de la vida adulta, aunque puede presentarse a cualquier edad. Generalmente, los hombres empiezan a jugar edades más tempranas, mientras que las mujeres lo hacen más tarde. La mayoría de las personas con este problema desarrollan un patrón de juego que va aumentando gradualmente, tanto en la cantidad como en la frecuencia de las apuestas. Muchos jugadores patológicos dicen tener problemas con uno o dos tipos de juegos de azar, aunque otros pueden tener problemas con diversos tipos de juego (2).
Los patrones de juego problemáticos pueden presentarse de forma puntual o ser más regulares. Además, los episodios de juego patológico pueden aumentar durante las épocas de estrés o de depresión, así como durante los períodos de consumo de alcohol u otras drogas (1).
La ludopatía puede afectar la salud física y mental de las personas que tienen este trastorno, además, también puede tener consecuencias negativas a nivel financiero, legal y particularmente a nivel social y familiar, ya que el jugador puede poner en riesgo e incluso perder la relación con miembros de su familia o amigos a causa del juego.
Para el tratamiento del juego patológico, a lo largo de los años se han empleado diferentes tipos de terapias psicológicas y farmacológicas, sin embargo, la terapia de ha mostrado ser más eficaz para tratar la ludopatía es la terapia psicológica de tipo cognitivo conductual (TCC), esta clase de tratamiento psicológico se ha empleado con éxito en diversos trastornos y es el que cuenta con mayor evidencia científica a favor (3,4).
Para llevar a cabo el tratamiento de la ludopatía, es necesario hacer una evaluación detallada del problema para conocer algunos aspectos esenciales para el diseño del tratamiento. En primer lugar, es importante conocer el patrón de juego de la persona, a qué tipo de juego es adicto, con qué frecuencia juega, dónde lo hace, con quién juega y si existe algún otro problema como puede ser el consumo de alcohol u otras drogas. En segundo lugar, se debe investigar con qué tipo de apoyo cuenta el jugador (familia, amigos), ya que suele necesitarse la colaboración de las personas cercanas para ayudar al jugador en su recuperación. Finalmente, es necesario conocer la gravedad del problema, es decir cómo ha afectado el juego a la vida de la persona (a nivel familiar, laboral, financiero, etc.) (2).
Una vez que se recoge esta información, se diseña un plan de tratamiento personalizado que tiene el objetivo de dejar de jugar y prevenir una futura recaída. Para ello, se trabajan herramientas que le permitan al paciente un mayor control de sus impulsos, con el fin de que pueda resistirse a jugar cuando se encuentra en situaciones en las que habitualmente lo hacía. Además, durante la terapia también se ayuda al paciente a resolver algunos de los problemas psicológicos, sociales y familiares que puedan presentarse como consecuencia del juego.
Referencias
1. American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 5th Edition. Arlington, VA: Authors, 2013.
2. Labrador, F. & Fernández-Alba, A. Juego patológico. En Vallejo Pareja, M.A. Manual de terapia de conducta. Madrid: Dykinson, 1998.
3. Rizeanu S. Pathological gambling treatment -review. Procedia - Social and Behavioral Sciences. 2015; 187:613–618.
4. Chambless DL, Ollendick TH. Empirically supported psychological interventions: controversies and evidence. Annual Review of Psychology 2001; Jan; 52:685–716.
5. Echeburúa, E. &Baez, C. Concepto y evaluación del juego patológico. En J. L. Graña (dir.): Conductas adictivas. Teoría, evaluación y tratamiento Madrid: Debate, 1994.
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