La depresión mayor o episodio depresivo mayor es un período de tiempo en el cual se presenta un estado de ánimo depresivo o pérdida del interés o del placer en casi todas las actividades. La persona experimenta síntomas como: disminución en el apetito o el peso y en la actividad, falta de energía, sentimientos de inutilidad o de culpa, dificultades para pensar, para concentrarse o para tomar decisiones, pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, planes o intentos de suicidio (1).
Estos síntomas persisten la mayor parte del día, casi a diario, durante al menos dos semanas consecutivas. Además, producen un gran malestar y alteran el funcionamiento social, laboral y familiar de la persona. En algunos casos, el funcionamiento puede parecer normal, pero requiere un gran esfuerzo por parte de la persona deprimida (1).
El estado de ánimo en una depresión mayor suele describirse como deprimido, triste, desesperanzado o desanimado. Algunos pacientes se quejan de sentirse ansiosos o sin sentimientos. Muchos pacientes presentan un aumento de la irritabilidad. Casi siempre se produce una pérdida del interés o del placer por las actividades que antes disfrutaban o consideraban placenteras. En algunos pacientes, existe una reducción significativa del interés o del deseo sexual (1).
Puede producirse una alteración del apetito en forma de aumento o disminución del mismo, lo cual puede provocar una aumento o pérdida significativa de peso. Se pueden presentar alteraciones del sueño en forma de dificultad para dormir o de sueño excesivo. También puede haber cansancio y fatiga, y los pacientes pueden sentir que tienen menos energía, a tal grado que las tareas más pequeñas parecen requerir un esfuerzo considerable (1). Muchos pacientes dicen ser incapaces de pensar, concentrarse o tomar pequeñas decisiones. Pueden distraerse fácilmente y se quejan de problemas de memoria.
Las personas deprimidas suelen tener pensamientos negativos (que no son realistas) sobre ellas mismas, pueden sentirse culpables por pequeños errores del pasado, e incluso culparse a sí mismas de estar enfermas y de fracasar en sus responsabilidades laborales o interpersonales como consecuencia de la depresión (2).
Las causas de la depresión mayor son variadas, para que se desarrolle este trastorno, intervienen factores biológicos (alteraciones en el funcionamiento de algunas estructuras neuronales), psicológicos (autoestima, rasgos de personalidad) y ambientales (cambios en el entorno, problemas de salud, económicos, etc.). Actualmente, se considera que la combinación de estos factores es lo que determina que una persona desarrolle una depresión. Desde la psicología se han planteado diversos modelos explicativos de la depresión, siendo el modelo cognitivo de Beck el más conocido y uno de los más estudiados. Según este modelo, las personas que tienen tendencia a la depresión tienen unos patrones de pensamiento que facilitan la creación de una visión negativa de ellas mismas, de su entorno y del futuro, lo que se conoce como “la triada cognitiva de la depresión” (3,4).
La depresión mayor afecta al 4% de la población en Europa y casi al 7% en Estados Unidos; suele presentarse entre los 20 y 30 años, aunque puede aparecer a cualquier edad (5,6). Los tratamientos más eficaces para tratar la depresión son la terapia psicológica de tipo cognitivo conductual, la terapia farmacológica, o una combinación de ambos tratamientos. La utilización de un tipo de estrategia u otra dependerá del caso en particular. Los objetivos de la terapia cognitivo conductual para el tratamiento de la depresión son: disminuir los pensamientos negativos (disfuncionales), mejorar la capacidad del paciente para resolver problemas, ayudarle a retomar actividades que solían ser placenteras (refuerzo positivo) y mejorar las habilidades sociales. Para ello, se emplean técnicas como la activación conductual, la reestructuración cognitiva, la terapia de resolución de problemas, el entrenamiento en habilidades sociales, entre otras (7,8).
Referencias
1. American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 5th Edition. Arlington, VA: Authors, 2013.
2. Vallejo Pareja, M. Depresión. En Vallejo Pareja, M.A. Manual de terapia de conducta. Madrid: Dykinson, 1998.
3. Price JL, Drevets WC. Neural circuits underlying the pathophysiology of mood disorders. Trends Cogn Sci. 2012;16(1):61–71.
4. Beck, A., Rush, A. Shaw, B., Emery, G. Cognitive Therapy of depression. New York: The Guildford Press, 1983.
5. Kessler RC, Wai TC, Demler O, Walters EE. Prevalence, severity, and comorbidity of 12-month DSM-IV disorders in the National Comorbidity Survey Replication. 2005. p. 617–27.
6. Alonso J, Angermeyer MC, Bernert S, Bruffaerts R, Brugha TS, Bryson H, et al. Prevalence of mental disorders in Europe: Results from the European Study of the Epidemiology of Mental Disorders (ESEMeD) project. Acta Psychiatr Scand. 2004;109(SUPPL. 420):21–7.
7. Fullana MA, Cruz LFD La, Bulbena A, Toro J. Efficacy of cognitive-behavior therapy for mental disorders. Med Clin (Barc). 2012;138(5):215–9.
8. Nezu, A.; Nezu, C; Lombardo E. Cognitive-behavioral case formulation and treatment design: A ploblem solving approach. New York, NY: Springer, 2004.
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